Continental Basic School, en el barrio de Ashaiman. |
Entrada de la escuela. |
Uno puede ver las aguas residuales, y basura emergiendo del interior de los canales que también hacen de desagües.La gente escupe y orina en esas alcantarillas, conectadas también con los baños públicos de la estación. El olor que emana de esos pozos llenos de mugre, impregna todo el ambiente.
En las calles de Ashaiman la gente habla a los gritos, vende, compra, pelea, sufre, llora, ríe, baila. Todo un escenario de emociones abierto al público. La estación de transportes está siempre colapsada por tro tros, camiones y autobuses que entran y salen a cada minuto. El ruido es atronador.
Los vendedores deambulan por los espacios libres entre los vehículos, cruzándose entre ellos, empujándose y corriendo de un lado para el otro; siempre listos para vender sus productos: piñas, mangos,pan, agua, jabones, linternas, chicles, comida casera y toda una amplia gama de artículos que uno parece necesitar precisamente en el momento en el que el vendedor se asoma por la ventana del tro tro enseñándote su mercancía; como cargadores de teléfono, crédito para llamadas, pilas, tijeras o bolígrafos.
Alcantarillas abiertas en el barrio de Ashaiman. |
Ashaiman CITY o The United States of Ashaiman, tal y como algunos taxistas la llaman irónicamente para asociarla a los Estados Unidos (un país admirado por la mayoría de los ghaneses) está compuesta por numerosas barriadas pobres y suburbios marginales que adoptan nombres como New York, Washington, Líbano (donde se encuentra nuestra escuela), Jericó, etc.
Todas estas zonas reflejan la verdadera realidad social de este país, la realidad de la gente que lucha cada día por sobrevivir, por ganar unas pocas cedis (moneda local) que les permita comprar algo de comida y así poder alimentar a sus familias; siempre tan numerosas, siempre llenas de niños y bebés que caminan por las calles jugando entre los coches y los residuos que se acumulan en todas partes.
-'Obruni, la vida aquí es dura, no hay dinero, no hay trabajo, no hay futuro'...
Escucho esta frase diariamente y con la tristeza de comprobar en primera persona, que desgraciadamente para la mayoría de este pueblo, no hay ni habrá salida hacia un futuro mejor; no llegará ningún tipo de ayuda.
'Main road' en el barrio de Ashaiman. |
Esta afirmación no es en absoluto descabellada, se compra el voto del pueblo en muchos países mucho más ricos y educados que Ghana, por lo que no es ilógico que un pobre padre de familia numerosa, sin educación ni trabajo decida votar al candidato de turno sólo a cambio de comida y falsas promesas como: la construcción de una calle central pavimentada o un ambulatorio a la vuelta de su casa. Promesas que para cualquier ciudadano de un Sistema democrático bien desarrollado resultarían insuficientes.
Lamentablemente, tras las elecciones, se darán cuenta de que las carreteras seguirán siendo de polvo y que el hospital no se construirá nunca. Quizás sí que se termine el edificio ( para que el candidato pueda sacarse la foto y publicarla en la prensa) pero no funcionará nunca como hospital con personal sanitario.
¡¡ He visto tantos edificios sin terminar, construidos con un propósito concreto para luego acabar convirtiéndose en vertederos de basura, lugar de venta de animales, baños públicos o espacios para gente que no tiene dónde dormir!!
Un día normal en Ashaiman. |
En la vida es fundamental mantener siempre la esperanza ante la adversidad, las frustraciones personales o las decepciones que nos puedan surgir en el acontecer de la cotidianidad. La esperanza es lo último que se pierde...o eso dicen...
Pero ¿ qué pasa cuando ya se nace sin ella? ¿Cuándo se crece en un entorno hostil que nunca da cariño ni consuelo?
Ashaiman es el lugar donde más tiempo he pasado en mi estadía en Ghana; recorriendo sus calles, sus mercados, compartiendo experiencias de la vida diaria con la gente que se acerca para charlar, para preguntarme de dónde soy, qué hago aquí, cuándo vuelvo a mi país; pedirme si por favor puedo ayudarlos a encontrar un trabajo, o si puedo comprar algo en sus puestos.
Se desaniman cuando descubren que no trabajo para ninguna empresa multinacional y que no ganamos dinero con las actividades que hacemos en la escuela como voluntarias.
-'Obruni, no salary. Obruni, no money'. No lo terminan de creer.
Acra está llena de gente extranjera rica: embajadores, directores de empresas millonarias, trabajadores de organizaciones internacionales como Naciones Unidas, Acnur, Unicef, Cruz Roja y gente de negocios que trabaja fundamentalmente en proyectos de ingeniería, explotación de gas y petróleo o, en el caso de la Región Ashanti; en la explotación y venta de oro. De ahí a que la gente pobre asocie la idea de que ser extranjero, especialmente si uno es de raza blanca; implica directamente ser absolutamente rico.
Un día normal en Ashaiman. |
El sistema en el que funciona nuestro mundo continúa fomentando estos comportamientos sociales, que deberían ser erradicados, pero que lamentablemente se siguen promoviendo: ricos que disfrutan mostrando a los demás el lujoso estándar de vida que llevan y pobres anhelando ser ricos, para poder llevar ese mismo nivel de vida con el que tanto sueñan y sólo ven por televisión, en las películas o series, en su mayoría norteamericanas.
¡Por eso estamos como estamos!
Por este motivo las nuevas generaciones se estancan si sus máximas aspiraciones residen simplemente en convertirse en famosos, ser admirados a nivel mundial y vivir en el lujo de una desmesurada comodidad.
Probablemente si diéramos un millón de dólares a uno de los conductores de tro tro de la estación de Ashaiman, iría inmediatamente a comprarse un coche de lujo como el que tienen Messi o Cristiano Ronaldo. ¡Esa sería su máxima aspiración! La mayoría de los hombres jóvenes de Ashaiman admiran a futbolistas y raperos. Todos desean ser como ellos y llevar exactamente el mismo nivel de vida. Aspiraciones demasiado superficiales, demasiado vacías; que desaprovechan el inmenso potencial existente en la mente humana cuando ésta se enfoca en alcanzar metas más solidarias, que buscan propagar el bienestar a nivel colectivo y en beneficio de toda la comunidad en lugar de centrarse únicamente en satisfacer el bienestar y el ego propio.
Jóvenes vendedores. |
Presumir de ello le haría sentirse importante y superior a los otros. Es el mismo esquema que siguen muchas de las sociedades de los países ricos siempre tan enfocadas en acumular bienes y ocupar una posición social que les permita sentirse importantes dentro del sistema. Los ciudadanos de países pobres, copian los modelos de comportamiento social que perciben de los ciudadanos de países ricos. Evidentemente, salvando las diferencias económicas ¡claro!, pero aún así; aquí entre la pobreza de las calles de Ashaiman se puede encontrar el mismo afán por ser o sentirse mejor que el vecino. En esencia lo mismo que en Europa y en otros países ricos.
Así es como funciona la mentalidad humana cuando no está educada moralmente, cuando no está cultivada en valores, cuando carece de una perspectiva de inteligencia emocional más profunda. Es entonces cuando vivir consiste meramente en acumular bienes o éxitos personales y profesionales; para presumir de ellos frente a otros: un plan de vida tristemente mediocre, mal enfocado desde su inicio y condenado al fracaso existencial .Sin embargo, aquí la vida es difícil desde que uno nace hasta que se muere, incluso envejecer se convierte en una tortura cuando uno no dispone de los recursos básicos.
Según la publicación del World Gazetteer del año 2012, se calcula que en Ashaiman hay unas 300.000 personas. Yo diría que la cantidad se tripicla pero ésto se debe a mi percepción dentro de las zonas marginales y villas apartadas, que no puedo distinguir si forman parte o no de Ashaiman como distrito.
La mezcla de personas provenientes de distintas regiones, tanto de Ghana como de otros países africanos como Mali, Etiopía, Libia, Paquistán o Irán; es muy interesante. Uno puedo distinguir la diferencia de rasgos, grupos étnicos, clanes, sus distintas religiones y sus costumbres.
Alcantarillas abiertas. |
¡Sí! Ashaiman es un barrio único. Siempre será un lugar especial para mí. Es la zona donde está nuestra escuela, donde viven nuestros alumnos con sus familias y también muchos de mis amigos. Es un rincón perdido en el mundo en el cual, a pesar de su desorden logístico; siempre me he sentido segura y tranquila.
Los desagües abiertos en las calles de Ashaiman. |
Tras un año viviendo aquí, conozco las calles de memoria y hasta de noche me es posible caminar sin peligro de caer. No hace falta mencionar que no existe alumbrado público y que cuando a las seis de la tarde, la luz del sol nos abandona; la oscuridad total se apodera de las calles de Ashaiman y de la mayoría de los barrios de Ghana. Sólo la luz de velas, lámparas de queroseno o coches perfilan las siluetas de personas deambulando, y alumbran fugazmente los rincones callejeros.
- 'Obruni ou ko ahe' ( ¿A dónde vas?)
- 'Me ko sukum, Sir'. ( Señor, voy a la escuela)
La pregunta se repite desde que salgo de mi casa hasta que vuelvo de la escuela.A pesar de verme a diario en la estación, siguen ofreciéndome ayuda para indicarme direcciones porque siempre creen que puedo estar perdida, o que no sé llegar a mi lugar de destino. Todos siempre se preocupan porque no es frecuente encontrar chicas 'obrunis' de nuestra edad en mitad de estas calles.
Así es como en medio de esa marea humana me abro paso para 'saltar' al tro tro que me llevará a la zona de Libano, donde me esperan los alumnos en la escuela.
El ruido de la estación, los animales pasando en medio de la calle y la música, llevan a uno a perder la noción del tiempo. En Ashaiman es de día o es de noche, hay luz o está todo oscuro; pero el tiempo tal y como nosotros lo conocemos; no existe. Las horas no se cuentan; sólo pasan sucesivamente, una tras otra en el transcurrir de la monotonía diaria.
Las cabras están en todas partes. |
Así es como yo percibo este lugar que es a la vez tan especial para mí y tan distinto a mi realidad antes conocida.
Puede que mi descripción resulte un tanto deprimente pero sin embargo, Ashaiman está cambiando. No es el mismo barrio que era hace 10 años atrás ni será el mismo en la próxima década. La Educación que ofrecen las escuelas están abriendo nuevos horizontes que, quizás con el paso de muchos años; permitirán que las nuevas generaciones de ghaneses puedan marcar una gran diferencia en la forma en la que actualmente se desarrolla la política y los negocios en este país. Ellos son el futuro.
Nuestros alumnos en época de exámenes. |
Pese a estas debilidades, la labor de las escuelas está impregnando huellas en los miles de niños y niñas que acuden diariamente a las aulas a aprender. No sólo se les enseña a leer y a escribir en inglés; un idioma que les permitirá poder comunicarse a nivel internacional; sino que también descubren otras formas de vida más allá de los límites de la periferia de Ashaiman. El mundo se abre para ellos cada vez que adquieren un nuevo conocimiento. ¡¡¡Sí!!! Algo está cambiando en Ashaiman y es gracias a la educación de los más jóvenes.
Por eso la escuela y nuestros alumnos inspiran tanta esperanza e ilusión. Por eso, verlos leer y aprender con una mirada que nunca parece saciarse de conocimiento, me llena de alegría y me lleva a confiar en que finalmente, sí que hay esperanza en el barrio de Ashaiman, sí que habrá un futuro mejor.
Exámenes en Continental School,,class 5 and 6.Quinto y sexto de primaria. |