Thursday 26 June 2014

Manos a la obra y aprendiendo a regatear


 Lo primero que hicimos fue limpiar el aula donde construiríamos La Biblioteca. Durante años, este espacio había servido de trastero para almacenar sillas rotas, trozos de maderas, herramientas y bloques de construcción que el director Sampson  ha ido  acumulando con la intención de poder finalizar, en un futuro;  un muro de seguridad que rodee todo el terreno.


Aula antes de comenzar la obra para hacer la Biblioteca.
 No hay ninguna barrera de seguridad que  delimite la entrada de la escuela y el patio, con la carretera  de tierra  anexa al edificio; por la cual circulan coches y tro tros.

Sólo los desniveles y los baches del suelo hacen que los niños presten  más atención instintivamente cuando corren o juegan en los recreos, por lo que su propia intuición para evitar caerse o golpearse también les lleva a  detenerse cuando ven coches y evitar ser atropellados.

 El sitio es peligroso si se tiene en cuenta que se trata de una escuela primaria, donde los alumnos más pequeños tienen  tan sólo tres años. Los profesores  y  las voluntarias   vigilábamos y  estábamos pendientes de que miraran antes de cruzar cuando salían corriendo para buscar una pelota que se les escapaba, pero siempre había riesgo.

   Comenzamos manos a la obra y en equipos sacando todos los trastos de aquel aula que parecía más bien un museo de baratijas de hierro cubiertas de polvo. Los alumnos de 5º y 6º nos ayudaron a vaciar, limpiar y barrer toda la sala hasta que quedó en condiciones aceptables como para comenzar con el trabajo más duro: revocar las paredes, el techo y hacer el suelo.

¡Manos a la obra con el equipo de limpieza!
Bea y Mary, las cocineras se llevaron todas las ollas  que usan para preparar el almuerzo diario y se 'mudaron' a un pequeño hall de entrada ubicado junto a la puerta de la oficina del director. Esa sería la nueva cocina.

Los niños estaban ansiosos al ver ese aula  ahora limpia y vacía  que pronto se convertiría en la biblioteca. Incluso antes de empezar la obra ya querían saber cuándo estaría  terminada, cuándo traeríamos los libros y cómo iba a quedar todo.

¡Eso mismo nos preguntábamos nosotras!

Pero vayamos por partes:


Aula limpia y lista para empezar la construcción.
 Amigos, familiares y conocidos  comenzaron a mandar sus colaboraciones económicas. A medida que éstas llegaban las íbamos sacando del banco y gastando en la  compra de materiales y los gastos de la obra.

Lo primero que compramos fueron las bolsas de cemento, pagamos a un camión de carga para que trajera arena y  al aguatero por los bidones necesarios para hacer la mezcla. También pagamos a los trabajadores.

Por lo general, cuando uno va a hacer una obra de construcción o  remodelación, se limita a hablar con los albañiles o profesionales del sector y luego va a grandes almacenes donde puede comprar los materiales, o  éstos se encargan de hacer el presupuesto para su cliente y de comprar todo.



Comenzando la obra.
¡Evidentemente allí no era así! no teníamos esos grandes almacenes. En Ashaiman, uno no puede ir a lugares como Leroy Merlín o  Aki bricolaje  (por poner un ejemplo) y encontrar  todo lo que necesita en un mismo sitio. En el centro de Acra hay  unos polígonos industriales que venden materiales de calidad  pero los precios eran mucho más caros y nosotras no podíamos permitírnoslo, así que optamos por comprar lo que necesitábamos en el mercado local.





 Visitar y comprar en el mercado de Ashaiman es una de las actividades  más  interesantes que uno puede  hacer en ese barrio. Es algo caótico pero al final te acostumbras e incluso llegas a extrañar el ruido intenso de su ambiente cuando ya no estás  envuelto en él.  

Bea, una de las  señoras que cocina en la escuela.


Es  una experiencia que va más allá del mero intercambio comercial: no es sólo el encuentro entre un vendedor, un producto y un comprador sino que toda la atmósfera que envuelve este entorno de Ashaiman  y su gente, se convierte en una experiencia de interacción social increíble donde uno tiene la oportunidad de charlar, negociar, reir, enfadarse, agotarse y en definitiva entender realmente cómo funciona el sistema y el pensamiento de este pueblo. 




Mary, la otra cocinera de la escuela.
Al igual que en otros muchos rincones del mundo, el regateo en África es cultural; es todo un arte y podríamos decir incluso un requisito obligado que se da por sentado entre comprador/ vendedor: el comprador siempre  debe pedir que se mejore el precio y el vendedor siempre lanza una primera cifra sobrecargada porque sabe perfectamente que para cerrar la compra tendrá que hacer una rebaja considerable.


 Yo, que nunca supe regatear por nada, me encontraba allí  discutiendo por precios y pidiendo siempre un descuento, de una manera tan natural que ni siquiera me daba cuenta de ello ni me reconocía a mi misma comprando de aquel modo.






En realidad regateábamos, no sólo porque allí fuera una costumbre; sino porque teníamos que controlar con lupa en qué gastábamos el dinero y cuidar nuestro presupuesto. Nuestro objetivo principal era la compra de libros para la biblioteca. Los libros  son  caros, y deseábamos comprar el mayor número posible de ejemplares, por eso debíamos gastar menos en el acondicionamiento del aula.  


Mercado de Ashaiman, Greater Accra, Ghana.
Cada día, acompañábamos a  Mr. Sampson a los puestos del mercado. Averiguábamos todo por nuestra cuenta, hablando uno a uno  con los vendedores de materiales, comparando los precios, peleando para que no nos cobraran de más, intentando calcular cuál sería el límite de nuestras posibilidades económicas y en base a eso determinábamos qué materiales y qué  mobiliario serían realmente imprescindibles y cuáles no.






Hacíamos las reuniones y los cálculos sentadas dentro de su tro tro particular,  siempre aparcado debajo del árbol del patioy con las puertas abiertas para que circulara el aire. Allí hablábamos de los avances y de los contratiempos de la obra. Luego recorríamos de nuevo todas las calles de Ashaiman, desde un punto a otro parando en distintos puestos y comprando definitivamente en los sitios con mejores ofertas. Decíamos  por ello, que el tro tro de Mr. Sampson  era nuestra oficina móvil. 


Mercado de Ashaiman, Greater Accra, Ghana.
En muchas ocasiones debíamos tomar tro tros públicos, o taxis compartidos, ( negociar también el precio del taxi). Las calles están en su mayoría sin asfaltar y llenas de agujeros  que destrozan los amortiguadores de los vehículos.  Así   que es normal que  éstos se  rompan  frecuentemente .

A la  hora  de  comprar, por ser extranjeras en algunos lugares nos ofrecían precios inflados en comparación con los precios para la gente local, por lo que Karo y yo optábamos por quedarnos fuera de los puestos, esperando mientras Sampson negociaba un buen precio  y luego ya a la hora de pagar aparecíamos nosotras.


Nunca nos daban recibo en estos sitios, simplemente porque no tienen comprobantes de pago, no tienen sellos, ni firman nada. Así que nosotras íbamos anotando todo en nuestro cuaderno de ingresos y gastos para hacer el balance y llevar el control.

Las señoras del mercado de Ashaiman.
Hacer las averiguaciones de precios, los cálculos de los materiales y hablar con los proveedores  nos llevaba todo el día: por  el mal estado de las calles , el tráfico loco y  los vendedores  ambulantes bloqueando las calles; a veces tardábamos todo el día sólo en cerrar una compra.


El tiempo que nos quedaba en Ghana era insuficiente como para garantizar que terminaríamos todo antes de tener que marcharnos, por eso nosotras forzábamos al máximo las 24 horas que tiene un día.

Queríamos abrir la biblioteca antes de nuestro regreso, terminar todo y también diseñar un plan de orientación  para que los profesores  supieran gestionarla y  los alumnos supieran como usarla. Pero íbamos siempre a contrarreloj.

Los trabajadores que nos ayudaron  a revocar las paredes, el techo y los que hicieron el suelo arrancaron con energía  pero a la semana comenzaron  los problemas.

A demás de trabajar en nuestra obra, tenían que atender otros compromisos y hacer otros trabajos que estaban fuera de nuestra área, por lo que en muchas ocasiones no venían a la escuela, no nos avisaban y  así la obra se paraba  por intervalos de a dos o tres días.

 Durante un año  viviendo en Ghana, ambas  pudimos comprobar que en el aspecto laboral   los trabajadores  no suelen  cumplir con los plazos de entrega, son muy informales  a la hora de comprometerse en finalizar cualquier tipo de trabajo en un determinado período de tiempo. El propio sistema del país entero está regido por la improvisación y la espontaneidad que provoca el dejar todo para el último momento.

Compañeras del camino.
Siempre presentes en todas partes.
Ésto fue un factor con el que siempre tuvimos que luchar, ya que nosotras también trabajábamos en la obra y en las tareas de limpieza, pintura, mudanza, compra y organización de los libros. Todos formábamos un equipo y el trabajo era en cadena, por lo que ese retraso  nos afectaba a todos.

Sin embargo, a medida que la obra avanzaba, íbamos aprendiendo que por más dificultades que uno pueda encontrar llevando a cabo un proyecto en un país africano, donde la realidad del pueblo es muy distinta  a la que uno está acostumbrado;
todos estos  inconvenientes, también ayudan a reflexionar sobre una nueva forma de entender la vida. Es un sistema diferente al nuestro, pero no por ello significa que no podamos aprender nada positivo de la experiencia.


Es curioso observar cómo al vivir en un lugar nuevo, y al estar expuesto a elementos de una cultura distinta a la de nuestro origen,  uno acaba  adoptando progresivamente  las  formas de expresión, de saludos, de diálogo y de interacción social que usan los  nuevos vecinos  locales. No es que uno abandone las costumbres ni formas  que  tenía antes, sino que simplemente amplía el abanico sociolingüistico y gestual añadiendo estas nuevas formas de expresión social a las ya antes adquiridas.

Nos dábamos cuenta de cómo nosotras, las voluntarias; habíamos cambiado desde nuestra llegada a Ghana. Nuestra forma de hablar, bromear, o de entablar una conservación  iba ajustándose a la forma de relacionarse  de nuestros alumnos, vecinos y amigos, hasta pasar a ser  muy diferentes a las que, tanto Karo como yo, usamos  en nuestros respectivos países, por poner un ejemplo.


Con mis vecinos taxistas del barrio de Ashaiman,
en mi último día en Ghana.
Ésto pasa siempre que uno se va de su país y llega a otro, no como turista de vacaciones por una temporada, sino como residente por un cierto período de tiempo.

La mayoría de los que emigramos, queremos explorar la nueva cultura, entenderla e integrarnos en su sociedad ¡sin olvidar nuestras raíces, claro! pero con el profundo deseo de ir aprendiendo poco a poco a abrir nuestros  horizontes ideológicos, a aceptar nuestras diferencias, a ser más tolerantes, a esforzarse por entender a su gente y quedarnos con lo mejor que esa sociedad pueda enseñarnos: a respetar a este nuevo pueblo y en definitiva a avanzar en nuestra adaptación social.


En este caso, nosotras empezamos por aprender el saludo y las formas de cortesía en lengua local, twi; indicando que queríamos hablar como la gente local, que no éramos simplemente turistas.


Para comprar y negociar en Ashaiman, para vivir en ese barrio; hay que dejar claro que no somos visitantes, que somos obrunis  (como nos llaman para indicar que no somos africanas)  pero  que también  formamos parte de la comunidad. Con Karoline hablábamos con  el vocabulario que ellos usaban, recurriendo a frases, gestos o señas que todos ellos emplean normalmente. Forma parte del proceso de  integración el ir limando poco a poco nuestras diferencias  y abrazando aquellos puntos culturales que tenemos más en común y que nos unen en lugar de separarnos.


Así podía sentir que yo también era parte del barrio.



La experiencia de poder vivir, trabajar o estudiar en un país distinto al nuestro, es una de las cosas  más bonitas y enriquecedoras que uno puede hacer en esta vida.



 Ojalá todos, al menos las generaciones más jóvenes; pudiéramos salir por un tiempo  y luego regresar a nuestros hogares con toda esa riqueza humana y espiritual que uno experimenta cuando se va a vivir a otro lugar. No importa si es mucho o poco el tiempo, más bien se trata de vivir en un país desde   la perspectiva de un residente, integrándose en una sociedad distinta y no vivir como un turista. ¡Sinceramente vale la pena!

Así fue como, entre pausa y pausa ;) nuestra biblioteca fue tomando forma: primero el techo, luego las paredes, semanas más tardes llegaría el momento de hacer el suelo y con ello, también llegó la inundación del barrio a causa de la lluvia: el agua entró en el aula y lo inundó todo. Tuvimos que salir en busca del carpintero y encargar ventanas para cerrar esas aberturas, evitando otra posible  inundación para la próxima.

Pero eso fue ya otra historia...

                                                                                                                  To be continued...


Tuesday 10 June 2014

La Biblioteca de Continental School: el origen de la idea



Fachada de Continental School, Ashaiman; Ghana.
Cuando conocimos la Escuela Continental por primera vez, las aulas estaban oscuras y vacías. Llegamos al barrio de Ashaiman sobre las seis de la tarde, cuando el sol se escondía detrás del edificio de bloque a medio construir, con pinta de estar abandonado.

 Mr. Sampson, el director, nos dijo que a esa hora los alumnos estaban ya en sus casas.

En menos de cinco minutos la habíamos recorrido de punta a punta: un único pasillo principal, las cuatro aulas rudimentarias en las cuales se distribuyen a todos los grupos de alumnos de edades comprendidas entre los tres y los 14 años; una habitación llena de trastos viejos que hacía de cocina y un patio desolador: una parcela de tierra, sin nada más destacable que un árbol, único rincón de sombra bajo el cual se aparca el tro tro (furgoneta) con la que el director lleva a la mayoría de los alumnos que no viven por la zona.

No hay agua corriente, no hay electricidad, no hay material escolar, no hay juegos, no hay libros.

Tro tro de Mr. Sampson, director de la escuela.
En la parte de atrás, hay tres baños básicos construidos de los cuales sólo funciona uno, que simplemente tiene un sanitario. Al lado, hay unos habitáculos más donde en teoría deberían construirse otros cuartos de  baños, pero por falta de recursos económicos aún no están terminados ni tienen  inodoros. Estos habitáculos sirven igualmente de baños 'auxiliares' y  los alumnos orinan  dentro de ellos, sobre unos orificios que hay en el suelo de tierra.

La escuela se conserva en mal estado: muros de bloques sin revocar, suelos rotos sin cementar,ventanas abiertas sin ningún cristal que las proteja del exterior. La construcción de la escuela se inició con dinero propio del director y con algunos préstamos y donaciones que a lo largo de diez años, ha ido recaudando de familiares y amigos suyos; por este motivo la obra se detiene constantemente y los materiales usados no son de buena calidad.

 El techo sin acabar amenaza con desplomarse en algunas zonas. Está básicamente construído por chapas metálicas reforzadas con algunos pilares de madera pero abierto por las esquinas y laterales principales por lo que la luz, el viento, la lluvia ( y también pequeños animales e insectos) entran sin barrera.


En medio de nuestras clases, hemos visto entrar  pajaritos, arañas, hormigas,lagartos de colores, lagartijas y hasta gallinas con sus pollitos.

Interior de una de las aulas. 1º y 2º grado.
 Aquel primer día, mesas y sillas viejas de madera desteñida, con olor a barniz rancio y  unas estanterías polvorientas  con algunos libros de textos; conformaban el único mobiliario. En las pizarras gastadas  de la pared aún podían leerse los ejercicios realizados por los niños durante la mañana.

Ni rastros de color, adornos o pinturas por ningún lado, no había nada que decorara el ambiente ni armonizara su interior.


El panorama de ese sitio tan vacío era desolador.





Mi primera impresión de la escuela fue de  inseguridad: me pareció un edificio inestable a punto de venirse abajo. La entrada del terreno está lleno de alambres, materiales filosos que sobresalen de la estructura, restos de hormigón y ladrillos rotos; que resultan muy peligrosos para estar al alcance de tantos pequeños corriendo, jugando por los pasillos y  el patio.

El techo de la escuela.
 Cuando entré de nuevo en aquellas aulas  al día siguiente, parecía un lugar completamente distinto. ¡Sí! era el mismo  edificio destartalado y ruinoso pero está vez estaba lleno  de niños y niñas alegres, cariñosos, educados, despiertos y curiosos por ver a las nuevas voluntarias.

Nos recibieron con la mejor de sus sonrisas, nos saludaron con una canción y luego esperaron en silencio  a que nos presentáramos.

A partir de entonces comenzaría a forjarse entre ellos y nosotras, un vínculo especial que se fortalecería gracias al afecto que fue creciendo entre todos durante las clases, en Educación física enseñando voley; en las clases de Informática y Artes plásticas. En los recreos entre juegos,canciones,risas,música y baile.

A medida que pasaba el tiempo, también aumentaban las dificultades en el desarrollo de nuestro programa de voluntariado a causa del nada ejemplar comportamiento del dueño de la ONG que nos hospedaba en Ghana. Su falta de palabra, de compromiso, de honestidad y de interés por la escuela y nuestros alumnos, bloqueaba cualquier iniciativa que quisiéramos llevar a cabo, puesto que por su causa; las voluntarias no contábamos ni con apoyo económico (fundamental para llevar a cabo cualquier proyecto), ni  apoyo logístico y mucho menos apoyo moral.


Desde que llegué a Ghana comprendí que lo más importante de nuestro voluntariado debía ser,  a demás de las clases con los niños; garantizar un legado ( por más pequeño que fuera) que permitiera seguir ayudando a  nuestros alumnos incluso cuando nosotras ya no estuviéramos allí.

Un año en GHANA, parece que da para mucho, pero un año en la vida pasa volando, y  en realidad no alcanza para poder llevar a la práctica todas las  ideas que a uno se le ocurren cada día, viendo tantas carencias. Uno ve esta escuela y desearía tirarla abajo y construir una nueva y hermosa, llena de todo tipo de comodidades para nuestros niños. Pero la realidad es bien distinta y nuestras limitaciones económicas eran reales.

Nuestro objetivo era idear un proyecto social que fuera viable y que sirviera para mejorar la calidad de educación de nuestros alumnos. Cuando en un lugar hay tantas necesidades materiales, es fácil soñar a lo grande y  salirse del camino de la viabilidad, ideando proyectos demasiado costosos para los pocos ( por no decir cero) recursos económicos de los que disponíamos en aquel entonces.



Debía  por tanto, ser un proyecto  asequible que beneficiara a la escuela pero que  sobretodo sirviera para consolidar la formación académica de los alumnos. También pensábamos en cuánta falta hacían unos baños nuevos que funcionaran bien. Mantener la higiene en una escuela es fundamental. La orina en el suelo es foco de infecciones, el olor es desagradable y teniendo en cuenta que por falta de agua uno no puede lavarse las manos a cada rato, el caldo de cultivo  de virus y enfermedades entre los niños y profesores se multiplica a tope. Y eso nos preocupaba muchísimo. En ese entorno los niños juegan, estudian, comen, los más chiquitos duermen, etc...

Como explicaba en otra ocasión, Ashaiman tiene todo el sistema de desagües completamente abierto, por lo que la basura, las aguas contaminadas, los insectos y los mosquitos (muchos  de los cuales son transmisores del virus de la malaria) están en nuestro entorno diario. Si a ésto se le añade la falta de agua corriente, el problema empeora.

La necesidad de unos baños era más que obvia.

Baños sin construir.
Aún recuerdo aquel día en el que, siendo  yo alumna de 5º grado del Colegio de María (Las Esclavas); se cortó el agua en toda la escuela por un problema de suministro y nos mandaron a casa, porque 'no era posible dar clases en un colegio tan grande bajo esas condiciones'. Estando ya en Ghana, a menudo pensaba en aquel día en mi colegio en Argentina y me  resultaba irónico, ya que en  nuestra Continental School, SIEMPRE  damos clase sin que haya agua corriente. Allí, no tener agua es la regla y no la excepción.


¡Los baños!..... lamentablemente hacer los baños sería costoso porque su funcionamiento implicaría traer el suministro de agua corriente a la escuela, cuya instalación no estaba hecha y eso ya se complicaba demasiado.

Cada día, Mr. Sampson se levanta a las 4:30 de la mañana, va con su tro tro y carga agua en unos grandes bidones que luego distribuye en otros envases de plástico más pequeños, a lo largo de la escuela: unos bidones van a la cocina donde las cocineras preparan el almuerzo, otros van afuera para limpiar el único sanitario que funciona o el suelo donde se orina; otro va en el medio del pasillo y lo usan los niños para beber, lavarse las manos o limpiar algo.

El edificio de la escuela es inseguro y está inacabado.
También hay un pozo de agua en la entrada del edificio que el profesor va recargando a medida que se agota. No es agua potable pero sirve para otro tipo de usos. Solíamos sacar agua de allí para limpiar o refrescarnos la cara, la cabeza,lavar ropa, etc.

Con Karo veíamos que los niños de la escuela y también los del barrio en general, no tenían espacio en sus casas para hacer los deberes tranquilos. No tienen libros para leer y ya ni hablar de un lugar donde poder estudiar sin molestias. Sus casas son siempre ruidosas y la mayoría tiene varios hermanos y hermanas más pequeños a los que deben cuidar, por lo que tampoco tienen tiempo para ellos mismos, una vez que salen de la escuela.

Así surgió la idea de construir una  Biblioteca que proporcionaría a nuestros alumnos la primera oportunidad en sus vidas de tener un rincón lleno de libros, donde sentarse a leer, disfrutar aprendiendo, hacer los deberes o simplemente pasar un rato de tranquilidad. Siempre fui usuaria de bibliotecas y me gusta la lectura. Afortunadamente, en Fuengirola y toda España, contamos con una Red de Bibliotecas Públicas de excelente calidad y de una extensión impresionante.

Hasta los pueblos más pequeños de nuestra geografía cuentan en su mayoría, con un servicio de Biblioteca pública. A veces ni pensamos en  la suerte que tenemos de poder acceder a este tipo de servicios, sin tener que esforzarnos en absoluto. Cualquiera se hace socio de la biblioteca  hoy y  al instante puede disfrutar de muchísimas ventajas. Yo incluso vivo al lado de una, por lo que no tengo que ni caminar más de cinco minutos para sacar un libro.



Pensaba en ésto cuando estaba en Ashaiman, donde no hay nada que se parezca a una biblioteca comunitaria. No hay ni suficientes hospitales, así que la existencia de bibliotecas, es impensable.El índice de analfabetismo en Ghana no es tan alto como el de otros países africanos, pero aún así un alto porcentaje de la población joven no sabe leer en inglés, aunque sí pueden hablar; ni  tampoco leer en su lengua local.


Por ese motivo, la idea de hacer la biblioteca nos parecía cada vez más necesaria.


¡Ese sería un buen proyecto! Una Biblioteca que sirviera cómo estímulo para nuestros niños y niñas, para que pudieran seguir leyendo, aprendiendo, descubriendo y explorando. Sería el único rincón de la escuela lleno de libros, luminoso y con suficiente espacio para que pudieran descansar y relajarse. Debía ser además, una sala bonita, colorida que no sólo almacenara libros sino que también a través de su decoración, ayudara a inspirar o motivar a nuestros alumnos.




Gracias a la existencia de bibliotecas públicas todos los ciudadanos  que  así lo deseen pueden no sólo acceder a conocimiento, formación o entretenimiento literario; sino que también disponen de un lugar en el cual poder estudiar, relajarse o investigar tranquilamente. Comprar libros de buena calidad no está al alcance de todos, por tanto las bibliotecas desempeñan una función fundamental en la culturización de las sociedades, ayudando a que todo aquel que esté interesado pueda tener a su alcance libros de manera gratuita. No importa el nivel de estudios, no importa el nivel económico ni el tipo de trabajo que uno tenga; los libros están disponibles para todos, ¡¡¡nos esperan a todos!!!! y ese mismo servicio queríamos nosotras trasladar a nuestra pequeña escuela Continental.

Estaba claro que todos teníamos que participar en la construcción: los alumnos,los profesores y las voluntarias, pero... ¿cómo conseguiríamos financiarlo?


Detrás de nuestra amiga está el modelo de politanque
 que se usa en todas partes para almacenar el agua.
Primero hablamos de hacer una biblioteca grande, construirla en  un pequeño edificio  adosado a una de las aulas, en la parte delantera de la escuela donde hay un terreno libre. Queríamos, además intentar hacer los baños  (no renunciábamos a esta idea) y comprar unos politanques donde poder almacenar más agua para aumentar  la reservas de la escuela.

 Ideamos un proyecto escrito en el que  explicábamos detalladamente qué queríamos hacer y cómo gastaríamos el dinero. En principio, fue  presentado a una empresa importante e internacional que se ofreció a ayudarnos.

A pesar de que su respuesta final fue afirmativa e incluso nos llamaron por teléfono para decirnos que la obra se llevaría a cabo; la realidad fue que no  aparecieron más. Fue imposible recuperar el contacto  con ellos y los meses pasaban sin  que volvieran a dar señales. Esperamos con ilusión y paciencia hasta que el tiempo se nos venía encima.

Nuestra propuesta fue rechazada por otras organizaciones que se dedican a financiar este tipo de proyectos, porque lo presentábamos  de manera individual, sin ser una ONG  constituida, ya que  no quisimos  tener nada que ver con el dueño de la ONG que nos asignaron al formar parte del programa del voluntariado europeo, ni  mantener ningún tipo de vínculo con su persona ni con su organización.


Durmiendo la siesta.
Conseguir financiación pública  para proyectos solidarios, es un poco complicado cuando se solicita  de manera individual sin contar con el apoyo de alguna fundación o institución que  solicite oficialmente el dinero. Intentábamos pero no salía nada y con el paso de los meses pensamos que no sería posible construir nada.



Los precios en Ghana aumentaban cada semana y esa inestabilidad económica nos afectaba también a la hora de determinar el presupuesto que necesitaríamos.  Sin  dinero y sin tiempo suficiente como para iniciar ningún tipo de obra grande; decidimos entonces abandonar la idea de construir un edificio aparte, y se nos ocurrió que aquel aula lleno de trastos viejos y que hacía la función de cocina podría ser ideal para la biblioteca.

Sería más sencillo y menos caro reformar un aula, terminar el techo, revocar las paredes, pintarlas, comprar mesas, sillas y bancos nuevos; unos sillones, estanterías y libros,;en lugar de  tener que construir algo desde cero.

Educación física: primeras clases de voley.
Tras meses de  intentar conseguir financiación sin éxito alguno, seguíamos teniendo el problema de cómo conseguir  el dinero. Ya nuestro proyecto era más pequeño  que el que planteamos al principio, tras recortar gastos y limitarnos sólo al acondicionamiento del aula ya existente, a la compra de los libros y el mobiliario básico; pero aún así necesitábamos fondos.

 La solución llegó  en el momento más urgente gracias a la colaboración de nuestros familiares, amigos, conocidos y también otras personas que sin conocernos se interesaron en el proyecto y nos apoyaron.  Todos  ellos mandaron sus aportaciones económicas y así fue como pudimos comenzar el camino hacia la realización de la tan deseada biblioteca. Un camino que no sería para nada fácil y en el cual la falta de tiempo, las lluvias y los imprevistos que siempre surgen en cualquier tipo de obra, dificultarían aún más el desarrollo del proceso.


Los  detalles los dejo para el próximo capítulo... ;)





                                                                                                                                To be continued...



Wednesday 4 June 2014

Libres dentro de la jaula


 El 6 de marzo celebramos en la escuela  el día de la Independencia de Ghana.

 ¿Qué significa ser libres?? pregunté a algunos de mis alumnos, mientras hacíamos un mural de dibujos  en honor a la Independencia del país.

- ¡¡Madame!! - Ser libres significa  no depender de nadie y  tomar nuestras propias decisiones.

  -Significa hacer lo que uno quiera.

   -¡¡¡Madame!!! -Ser libres significa  vivir en paz.

'No depender de nadie, tomar nuestras propias decisiones, hacer lo que uno quiera y vivir en paz'.

Éstas fueron algunas de las ideas  que compartieron   los alumnos  de quinto y sexto de primaria de 'Continental School', acerca de la Libertad.

Uno de ellos dijo: "Cuando uno es libre no siente miedo a nada".Comenté que  todos nosotros, tanto ellos como los adultos; sentimos miedo a lo largo de nuestras  vidas. ¿Significa eso que no somos  realmente libres?

Ahí comenzó la confusión. El concepto de libertad ya no estaba tan claro.

¿Ser libre significa no tener miedo a nada? ¿ Ser libre es hacer lo que te da la gana? ¿Existe alguien capaz de no depender de nada ni de nadie? ¿ Ni siquiera emocional o afectivamente? ¿ Existe alguien que no conozca el miedo? ¿ Vivimos en paz?

 La clase estaba revuelta. Hablaban todos a la vez.

Hablar de Libertad, de Derechos Humanos, de tolerancia e igualdad en sociedades de países africanos; que durante siglos fueron oprimidas, ultrajadas, maltratadas y explotadas por los europeos; es siempre un tema  doloroso que aún causa impotencia.

No sólo me refiero a los terribles siglos de esclavitud impuesta a africanos inocentes, vendidos como esclavos  y  despojados de toda dignidad humana; sino también a los  actuales  casos de explotación, pobreza y abusos,  que  hoy en día siguen impidiendo que vivan  dignamente.

La barbarie de aquellos que llegaron a  África por primera vez como conquistadores violentos  que se adueñaron de tierras  que no les pertenecían y comercializaron con sus habitantes, como si de animales se tratase; se ha transformado  ahora en otro tipo de salvajismo, que sin esclavizar al pueblo con cadenas y golpes de látigo;  lo esclaviza   a base de instauración de sistemas económicos  excluyentes que explota a los pobres  y enriquece, aún más si cabe, a los ricos.

Este sistema los mata de hambre, no les ofrece una buena educación y especula con sus enfermos,experimentando en muchos casos; nuevos tratamientos médicos  persiguiendo un fin lucrativo en lugar de un fin altruista. Es lamentable, saber que  siglos después de la Abolición Oficial de la Esclavitud, los gobiernos, empresarios y élites políticas;  aún siguen  tratando a personas, como  si fueran mercancías; como mano de obra barata, como seres inferiores que no valen nada.


Pienso en los inmigrantes que arriesgan sus vidas en las pateras, los que mueren en el mar o son encontrados en las orillas de nuestras playas del sur Mediterráneo. Pienso en los que esperan durante meses en las cercanías de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla, una oportunidad para saltar y cruzar. Buscan un futuro mejor pero no saben que en realidad, serán deportados en su mayoría a sus respectivos países de origen.

Pienso en las mujeres explotadas sexualmente por las mafias; usadas como objetos de alquiler  para ganar dinero; en los niños trabajando horas y horas  en fábricas de multinacionales que se instalan en países pobres para aprovecharse de  esta mano de obra barata  y  también evadir  impuestos que consiguen sortear gracias a los sobornos propiciados a  autoridades gubernamentales corruptas.

Pienso en tanta gente que nace en  la miseria y la marginación y que lamentablemente jamás podrá salir de esa situación. Son personas que no existen para el resto del mundo, porque el mundo ignora a los pobres. ¡¡Y aún así, decimos que somos libres!!

¿Visión pesimista?
-Creo que no. Más  bien me parece que es la cruda realidad. Basta simplemente con darse una vuelta más allá de nuestros barrios, más allá de nuestros lugares conocidos. No hace falta ir a África para ver  estas situaciones lamentables de marginación social.

¡¡Sí!!, existen fondos de ayuda internacional, organizaciones  que se desviven por ayudar a los más necesitados; existen programas de voluntariado; Cruz Roja, Médicos Sin Fronteras, Unicef, Acnur, etc.

Hay (y siempre habrá) gente que trabaje desinteresadamente para mejorar la vida de los demás, pero aún así, también hay (y siempre habrá) pobreza y marginación en el mundo.

La pobreza es  consecuencia del modelo económico en el que vivimos sumergidos y del que todos, directa o indirectamente como ciudadanos y consumidores ( unos más otros menos); formamos parte.

La marginación surge a causa de la indiferencia que mostramos ante el pobre y los más necesitados. A pesar de las actuales crisis financieras; nuestra sociedad  continúa avanzando, progresando tecnológica, académica y económicamente.

El ritmo de vida que llevamos es demasiado caótico, exigente y competitivo. En medio de nuestras ajetreadas rutinas, problemas, dificultades o acontecimientos familiares; no nos da tiempo a pensar en que hay millones de personas que no tienen ni un trozo de pan para llevarse a la boca.

No nos da tiempo, o simplemente no queremos pensar en ello.

Cuando hablamos de pobreza la gente suele decir que siente pena. ¿ Qué significa sentir pena?
¿Qué cambio productivo conseguimos si sólo sentimos pena? La pena no llena los estómagos de nadie. Tampoco fortalece el espíritu de quien sufre. El sentimiento de pena no es criticable, ya que al menos  es mucho mejor que el sentimiento de indiferencia; pero aún así, con la mera pena no se arregla nada.

Volviendo a nuestra clase, el debate continuaba.
¡Libertad! ¿¡Cómo explicar en  nuestra escuela qué significa ser libres!? ¿Cómo podemos definir la libertad sin reducirla a una mera definición conceptual, sin limitar su dimensión, sin simplificar tal grandioso sentimiento cuya  propia esencia, llena de dignidad a  todos los seres humanos?

 A veces, ni siquiera aquellos que  creen ser libres, realmente lo son. Quienes se jactan de vivir la vida que quieren o de hacer siempre su voluntad, pueden afirmar que son libres, pero en verdad  no serlo.

 Pocos reflexionan profundamente sobre qué  implica  ser una persona libre en este mundo. La idea de libertad conlleva a una maduración introspectiva mucho más profunda y  compleja  de lo que pensamos.

Nuestros sistemas económicos, políticos y sociales tienden a esclavizarnos. Aunque uno no quiera reconocerlo.

El consumismo, la superficialidad,  las tendencias, la apariencia, el inconformismo humano; la ambición desmesurada de las personas y la obsesión de la gente por querer siempre algo más, algo mejor, algo nuevo y distinto a lo que ya tienen... Éstas son las cadenas que atan, oprimen y esclavizan  a las sociedades de los países ricos que afirman ser libres y conocer perfectamente el significado de libertad; pero que en realidad viven presos del sistema y de ellos mismos.

Es legítimo  tener aspiraciones y desear mejorar, pero ¿qué perspectiva seguimos  para conseguirlo?, ¿buscamos el progreso colectivo o sólo el individual?

¿Se trata de ambiciones humanas solidarias o más bien egoístas?

Resulta paradójico: la gente pobre malvive esclavizada  laboralmente a cambio de un sueldo miserable que les permita al menos no morirse de hambre.

Sin embargo, la clase media y alta de los países desarrollados vive esclavizada a sus propias ambiciones desmedidas y su inconformismo material que nos les deja ser felices. Siempre se quiere  y se pide más.

Entonces... ¿Quién es realmente libre  en esta vida y qué es la libertad?

En nuestra clase, la conclusión no parecía llegar por ningún lado.

Cuando finalizamos el mural; estaba lleno de dibujos de escudos y banderas de Ghana.Tres colores definen la identidad nacional  de los ghaneses. El verde de la bandera representa los extensos y frondosos bosques tropicales. El amarillo representa  la riqueza mineral, el oro muy abundante en el país. El rojo es por la sangre derramada  por los ghaneses en enfrentamientos para conseguir la Independencia, aunque  a diferencia de otras colonias,no hubo una guerra oficial.
En el centro una estrella negra.

La estrella negra simboliza la Libertad de ÁFRICA.

¡LIBERTAD!  De nuevo... ¿Qué significa ser libres?

Ghana consiguió su Independencia como colonia británica en 1957, liderada por  el que fue su dirigente más popular, Kwame Nkrumah. Hoy es una de las Repúblicas democráticas más sólidas y estables de África Occidental, pero sin embargo, no puede combatir la gran corrupción política que existe en el entramado de sus partidos políticos. Casos de estafa, corrupción y malversación de fondos públicos están a la orden del día.

Arco de la Independencia  frente a la 'Independence Square'.


Aquel 6 de marzo de 1957, los ghaneses respiraron el olor a Libertad que afloraba en  los alrededores de la 'Independence Square'.
Años después conocerían  el mal sabor de varios golpes de Estado y casos de corrupción política, esta vez llevados a cabo  por sus propios líderes, sus propios representantes que años atrás clamaban libertad  y que con el tiempo acabaron corrompiéndose en el poder y engañando a su propio pueblo.

El mal uso del poder que otorga la libertad trae consigo terribles y lamentables consecuencias.
Aún así, todo país merece disponer de soberanía autónoma y sus ciudadanos deben ser libres de elegir a sus representantes.

Ésta debe ser asumida con todas las consecuencias que implica el hacerse responsable de nuestra autonomía. La teoría es sencilla, la dificultad llega como siempre, con la práctica.

 El modo en el que entendemos la idea de libertad, varía mucho en función al país en el que nacemos, a la educación recibida o a la ideología cultivada.

 Para situar  un poco mejor, el contexto de nuestro debate en clase, diría que los alumnos de Continental School son  niños y niñas muy especiales. La inocencia  de sus mentes y la transparencia de sus miradas lo expresan todo, a veces incluso más que sus palabras. No es sólo la educación con la que hablan, miran y actúan en la escuela (siempre respetando a las personas mayores); sino también la intensidad de sus silencios cuando piensan o reflexionan  sobre algo que se les plantea. Conocen muy bien el significado del esfuerzo físico y del sacrificio. Aprenden a compartir desde que son bebés, porque en sus hogares todo escasea.

La autoridad de los mayores debe respetarse ciegamente aunque en la mayoría de los casos no se comprenda el motivo de tal o cual orden. La libertad de expresar sus pensamientos existe pero a menudo está condicionada, por la reacción que ésta pueda producir en los adultos (ya sean los padres, hermanos mayores, familiares, vecinos, profesores, etc.). La pobreza del barrio en el que viven también condiciona su libertad de oportunidades para conocer nuevas formas de vida. No  hay demasiada  estimulación intelectual que les motive a profundizar o cuestionar más sobre éstos planteamientos. Sus caminos están muy limitados.


A pesar de ello, muchos sueñan con seguir estudiando, aprendiendo, descubriendo. Quieren viajar, ver el mundo, quieren explorar. Quieren tener oportunidades de futuro. En cierta forma podemos decir que desean  ser libres, y libertad; tal y como ellos la entienden, implica poder elegir  por sí mismos qué hacer con sus vidas, tomar sus propias decisiones, vivir en paz y no tener miedo.


El miedo es una sensación natural de nuestro carácter humano, forma parte de nuestras escenas cotidianas de la vida diaria : miedo a perder un trabajo, miedo a perder a un ser querido, miedo a enfermarnos o  que algún familiar se enferme;  miedo a vencer un propio miedo, miedo a la muerte, al abandono, al rechazo. Miedo a suspender un examen muy importante, miedo a los nuevos retos, miedo a fracasar, miedo a pedir perdón o reconocer nuestros errores públicamente.¡¡¡¡ Miedos, miedos, miedos!!!!! Es mejor aprender a convivir con ellos, conocerlos y procurar superarlos; en lugar de vivir agobiados y obsesionados por su causa. Entender y aceptar nuestros miedos es una forma de libernarnos de ellos.


Vivimos en un mundo que a veces nos parece inmenso y otras en cambio, muy pequeño. La realidad que nos rodea  es como  una jaula, que si bien nos deja respirar y  vivir en un entorno seguro, jamás nos permite ir más lejos; ni ampliar horizontes ni  trascender hasta el fondo de las cosas. No vamos más allá de los barrotes.

Esa es nuestra realidad conocida, pero NO es la única realidad. Y así, nuestra perspectiva se queda incompleta.

 Todos estamos dentro de  la jaula: ricos y pobres, exitosos y frustrados, seguros e indecisos; fuertes y débiles, sanos y enfermos, niños y mayores. La vida nos invita a ir más lejos, a abrir esos barrotes y buscar más allá, trascender la mera apariencia de las cosas e ir en busca de la esencia de todo.

 Esa es la  verdadera libertad del ser humano: cuando es capaz de buscar el sentido de las cosas por sí mismo; desde una postura solidaria y desinteresada, dejando atrás sus egoísmos. Cuando no busca sólo ser libre él mismo, sino también velar por el respeto y la garantía de la  libertad de los demás.

El ser humano tiene conciencia moral, no somos sólo materia física o sustancia, sino también espíritu. No somos sólo una apariencia física de carne y hueso, sino seres mucho más complejos emocional, psíquica y espiritualmente.  Si reflexionáramos un poco más sobre el hecho de que ser libres no significa garantizar el cumplimiento de la voluntad propia,  sino armonizar ésta con la igualdad de derechos y el respeto hacia el resto de seres humanos; quizás estaríamos más cerca de entender el  verdadero significado de LIBERTAD.





En clase  concluimos que  libertad no es hacer lo que uno quiera, sino encontrar un sentido auténtico en lo que uno hace. Ir más allá de la jaula en la que nacemos. Trascender nuestros sistemas, trascender  nuestras fronteras y limitaciones, nos hace libres; no sólo porque vemos nuevas realidades de vida, sino también  porque encontramos un sentido a nuestra existencia.